7/10/12

MI HOGAR, DULCE HOGAR. CALIDO, DULCE TRANQUILO Y ACOGEDOR.


Cuántas veces se nos pasa desapercibido lo siguiente.



En ocasiones tenemos días realmente pesados, un jefe malhumorado, el  tráfico espantoso y lento, las noticias con más y más notas rojas,  gente por doquier sin tener a dónde ir, a veces sólo dando vueltas por ahí, sin un propósito fijo.  Para los que trabajamos de forma independiente, habrá ocasiones en que realmente no tenemos “chamba”, y   la necesidad de mantener una familia, Cuántas y cuántas cosas más se les pueden ocurrir, ¿muchas verdad?

Pero qué maravilla, después de andar en la calle, con tanta y tanta gente por doquier, llegar a tu casa,  mejor aún a tu hogar, y que te reciban con un abrazo calurosísimo tus hijas - yo tengo dos -, que puedas hacer  cosas tan simples, como por ejemplo  ----un licuado de plátano con chocolate en polvo --  ja !! Es que a mí me gusta mucho ese brebaje.

 Que puedas por ejemplo sentarte en el sillón de la sala o en la silla que tengas más cerca, y te quites tus zapatos –los cuales te están martillando tus preciados piececitos—bueno que hasta el gato te maúlle dándote la bienvenida.

Bueno eso es lo que a mí me ocurre, igual y a ustedes les suceden otras cosas.  Pero lo rescatable de este artículo, es precisamente eso: saber que tenemos un  HOGAR DULCE HOGAR  --que por trillado ya no nos damos cuenta de que lo tenemos—pero ahí está, calientito cuando hace frio, sequecito cuando llegamos mojados de un aguacero, proveedor cuando llegamos con hambre, acogedor cuando nos recibe la familia con gusto, y con anhelo de que hemos llegado con bien, reconfortante cuando nos sentimos vulnerables del diario trajín de nuestras actividades.

Yo todos los días agradezco a Dios, al Universo, a ese ser que nos protege, por la enorme bendición de tener un HOGAR a donde puedo llegar y sentirme en paz, sentirme a salvo, sentirme querida, esperada y respetada.




Te mando un caluroso abrazo




Psic. GCuadra