Cuántas veces se nos pasa desapercibido lo siguiente.
En ocasiones tenemos días realmente pesados, un jefe
malhumorado, el tráfico espantoso y
lento, las noticias con más y más notas rojas,
gente por doquier sin tener a dónde ir, a veces sólo dando vueltas por ahí,
sin un propósito fijo. Para los que
trabajamos de forma independiente, habrá ocasiones en que realmente no tenemos “chamba”,
y sí
la necesidad de mantener una familia, Cuántas y cuántas cosas más se les pueden
ocurrir, ¿muchas verdad?
Pero qué maravilla, después de andar en la calle, con tanta
y tanta gente por doquier, llegar a tu casa,
mejor aún a tu hogar, y que te reciban con un abrazo calurosísimo tus
hijas - yo tengo dos -, que puedas hacer cosas tan simples, como por ejemplo ----un licuado de plátano con chocolate en
polvo -- ja !! Es que a mí me gusta
mucho ese brebaje.
Que puedas por
ejemplo sentarte en el sillón de la sala o en la silla que tengas más cerca, y
te quites tus zapatos –los cuales te están martillando tus preciados piececitos—bueno
que hasta el gato te maúlle dándote la bienvenida.
Yo todos los días agradezco a Dios, al Universo, a ese ser
que nos protege, por la enorme bendición de tener un HOGAR a donde puedo llegar y sentirme en paz, sentirme a salvo,
sentirme querida, esperada y respetada.
Te mando un caluroso abrazo
Psic. GCuadra